Si algo se quería hacer bien, se tenía que hacer en persona. El fracaso de sus subordinados no le producía precisamente placer.
Sus sentidos hiperdesarrollados le permitieron viajar a través del espacio y el tiempo hasta encontrarse cara a cara con ese desgraciado ser que jugaba a dominar la disformidad. Aún desde la distancia podía percibir el olor a pelo de perro mojado que desprendía las pieles de lobo que cubrían las placas de ceramita gris, percibía el zumbido de las juntas de la servoarmadura al mover las extremidades y el siseo del generador de la mochila. Y lo que era más importante, captaba incómodo sonido hueco del campo de éstasis que envolvía a la llave dimensional.
El inepto de Throrkaddon pensaba que si la llave la trasladaban al interior del Imperio, se podría convertir en una espina clavada en el costado de los traidores, pero él tenía planes mejores para semejante artefacto, planes que obviamente servían a su grandeza y a la de su señor.
Sentía la expectación de los insignificantes adoradores que lo observaban con fascinación. Pobres sub-seres, eran simples peones que debían ser sacrificados por su gloria y placer. Con un movimiento lento desplegó las angelicales alas como si se desperezase, miró a ambos lados realizando un grácil juego con la magnífica cornamenta que adornaba su perfecta frente y proyectó su pensamiento directamente en la mente de Caidolon, el sargento de los Cacophoni que se encontraban a la espera en el búnker cercano.
- "Ha llegado la hora de liberar el poder de la llave, Caidolon", dijo el Príncipe Demoníaco.
Caidolon miró al marine horriblemente mutilado que sostenía un amplificador sónico que conectaba directamente con sus centros nerviosos mediante cables y descargadores de drogas químicas. Éste asintió, manipuló brevemente unos controles y una intensa onda sónica vibró por todo el campo de batalla en dirección hacia la parte alta del bastión. Un tremendo estampido resonó en la lejanía, perforando tímpanos, clavando agujas directamente en los cerebros. De inmediato los Lobos Espaciales comenzaron a retorcerse de dolor, la sangre brotaba por los oídos, por la nariz, por los ojos, al menos cuatro cayeron fulminados al instante, el Sacerdote intentó resistir con las manos apretando fuertemente la cabeza... la resistencia es fútil. Con un chasquido el mecanismo del campo de éstasis se plegó sobre sí mismo, desprendiendo un intenso olor a ozono y dejando la Llave desprotegida.
De inmediato unos zarcillos de neblina rosácea comenzó a salir del artefacto, ascendiendo hacia el cielo, mientras las nubes que cubrían el planeta comenzaban a bailar al son de una música inaudible. El suelo comenzó a vibrar y rayos eléctricos se precipitaron sobre la superficie de forma suave.
Ahora sí que empezó a sentir auténtico placer, el planeta se contorsionaba a su antojo. Dirigió su mirada oscura hacia los humanos que lo rodeaban en éxtasis. Se fijó en un joven que no tendría más de 16 años, y al instante el cuerpo comenzó a convulsionarse como si las entrañas intentasen escapar de su interior. Los huesos se deformaron y con una terrible explosión de sangre y visceras surgió de su interior una criatura, su hija. Enormes garras de cangrejo en lugar de manos, pechos femeninos, movimientos sensuales... sería la primera de su prole. A continuación apareció otra, y luego otra, cada una precedida por la misma explosión de sangre. Ahora tenía la certeza de que la batalla estaba bendecida por su propio señor y que el resultado ya estaba establecido.
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Aquí y allá los depravados marines mutilaban y violaban los cadáveres de los Lobos Espaciales. No había razón ni sentido en lo que hacían, el único objetivo era humillar al caído, rematar al moribundo, hacerle sentir su fracaso.
Cuando llegó a la altura del psíquico con capa de lobo, aún estaba empalado en las garras de sus hijas, y aún le quedaba algo de vida. Disfrutó con su sufrimiento, disfrutó con el dolor que le produjo al caído cuando agarró el artefacto y se lo arrancó de sus moribundas manos. Con voz melodiosa dijo: "invoca al cobarde de tu padre - Russ ya era un simple perro faldero carente de gracia y de habilidad cuando tú aún ni habías nacido". Disfrutaba con el insulto, disfrutaba dañando la mente y el cuerpo.
"Caidolon, ya hemos terminado en este planeta, ya tenemos lo que buscábamos, destruid estas instalaciones, no debe quedar ni rastro de lo aquí ocurrido".
Magnífica entrada
ResponderEliminarMagníficas miniaturas
Magnífica escenografía
... pero currate un poco el fondo!
¡¡¡Esa foto de los marines es después, muuuuucho después de que salieran del bunker donde se escondieron como las ratas que son!!!!
ResponderEliminarYa nos cobraremos venganza por semejante derrota... A todo cangrejo le llega su hora.
Perico, los Hijos del Emperador ya se han ido de Ispaal... has perdido cualquier orportunidad. Ladrar ahora recuerda al perrito que se acojona, y cuando se va el "peligro", se pone a ladrar haciéndose al machito...
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