40 años más tarde...
Permitidme que os cuente, reclutas, el día en que caminé junto a gigantes. Permitidme que os cuente el día en que luché junto a los dioses que visten servoarmaduras. Yo estuve el día en que Leptis fue reconquistada, yo estuve el día en que la Operación Bagration se llevó a cabo.
Por aquellos entonces yo era un simple operario de comunicaciones en el 41º de Cadia y, gracias a las influencias de mi señor padre, que en la gloria del Emperador descanse, fui asignado a un bastión de defensa desde donde contemplé toda la acción, a salvo de la muerte que llovía desde el cielo.
En los días previos a la operación, la tensión era palpable en el ambiente, el despliegue de tropas en la zona no tuvo igual durante la campaña de Ispaal-I5. Puños Imperiales, Ultramarines, Lobos Espaciales, tres capítulos reunidos en un único sector. Héroes vivientes, el Capitán Lysander, el Capitán Marcus,... lobos de rostros fieros y voces tronantes capaces de rasgar el mismísimo cielo al alzar los cantos de batalla.
Cientos de Juramentos del Momento se hicieron frente a reliquias de los capítulos, decenas de hermanamientos entre imprecaciones y risas.
¡Por el Emperador! ¿Cómo relatar el terror en los ojos de mis camaradas cuando las malditas criaturas quitinosas aparecieron desde el subsuelo arrastrando a tantos buenos soldados? ¿Cómo haceros ver el valor sin medida de los poderosos astartes con armadura amarilla que se lanzaban sobre los objetivos como si no existiese el mañana? La fiereza de los astartes cubiertos de pieles que luchaban mano a mano contra monstruos llegados de la disformidad y criaturas verdes por igual... ¿Cómo relatar, sin faltar a la memoria, el enfrentamiento entre el Capitán Marcus Vinicius, de armadura cobalto, cuerpo a cuerpo contra un demonio que le superaba en alzada dos, tres, ¡cuatro veces!? Espada contra látigo, luz contra fuego.
Hoy se habla como si fuese leyenda, pero creedme, fue cierto. Silenciosos necrones caminaban junto a malditos adoradores de los dioses del caos. Los rayos caían sobre las tropas como si estuviesen guiados por una siniestra mano, los dragones surcaban el cielo mientras las estaciones orbitales de defensa bombardeaban las posiciones enemigas y el aire quedaba impregnado de un humo oleoso que desprendían cientos de motores de los pieles verdes. El enemigo representaba todo lo malvado que habita en esta galaxia y frente a ellos, la humanidad con la Razón y la Luz como lanza y escudo.
El recuerdo, la imagen de aquellos hechos, de aquellos valerosos actos, deben de ser el faro que ahora nos guíe con mano firme hacia el corazón del enemigo. Que aquel día en el que la Voluntad del Emperador prevaleció sobre la Oscuridad del Abismo, nos sirva de inspiración y acicate. Nunca Cadia ha caído, nunca Cadia ha de caer, aquí frente al mismísimo Ojo del Terror presentaremos batalla, y yo os digo, creedme cuando os lo digo, que no ha habido ni un solo día en que no haya envidiado la gloria que alcanzaron los caídos en Leptis. De ellos fue la victoria, por ellos luchamos y por ellos moriremos.
¿Queréis vivir para siempre? ¿¡QUERÉIS VIVIR PARA SIEMPRE!????
Por el Emperador! Por Cadia!
Capitán Baronio del 56º de Cadia durante la XIIIº Cruzada Negra