El Señor Lobo se acercó a la mesa de operaciones dónde yacía Sturlusson. Podía verse en su rostro un rictus de dolor. No quería perturbar al Narrador en su recuperación, pero era necesario confirmar de primera mano quién lideraba a las hordas traidoras.
-"Era él en persona, mi Señor."- Dijo Sturlusson incluso antes de que su Señor le preguntara.
-"Pude sentir el poder de la Maldita Garra, su atracción, su maldad sin límites."
-"Recordaré para siempre su expresión malevolente cargada de odio y resentimiento."
Le interrumpió con un gesto de su mano, no quería que su amigo se dejara llevar por el recuerdo del trauma pasado, aún así Sturlusson continuó narrando el suceso.
-"El dolor lacerante me postró en el suelo. Sentí el aliento de Morkai reclamándome. Apenas consciente pude ver cómo el resto de la escuadra sucumbía al Asesino, no sin antes acabar con un par de miembros de su escolta. En ese momento fallé y me desvanecí. No puedo explicar cómo sobreviví o por qué me dejaron con vida. Volsung me encontró y me trajeron al Cubil..."
Llegados a este punto, el Lobo lo interrumpió
- "Ya es suficiente viejo amigo. Ahora descansa y recupérate. Pronto volveré a necesitar de ti."
- "El mal finalmente se nos ha revelado mandando a su principal peón, pero nosotros, los Vlka Fenryka, lo detendremos."
Dicho esto el Lobo se dio la vuelta y abandonó la sala.
No sabía qué propósito lo había traído, poco importaba realmente, sólo detenerlo.
¡Abaddon había puesto sus pies en Ispaal I5!
Abaddon luchando contra el sacerdote rúnico Sturlusson |
Tenemos la victoria segura!!!! si en 10.000 años y tras 13 cruzadas Abaddon no ha sido capaz de pasar de Cadia, no va a ser ahora cuando lo consiga.
ResponderEliminarGloria y victoria!!!!